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Tras la crisis
política de 2004 y las catástrofes naturales de 2005, Suiza inició un programa humanitario en Haití. Desde 2013, también participa en programas de desarrollo destinados a mejorar de forma sostenible las condiciones de vida, reducir la pobreza y fortalecer las administraciones locales.
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Jean Monclair Casseus es chofer de profesión. Trabaja en la COSUDE desde 2008. Forma parte de un equipo de cinco choferes al servicio de la Embajada de Suiza.

El trabajo de un chofer no consiste únicamente en llevar a personas de un lugar a otro y en esperarlas para traerlas de vuelta. Es más que esto: el chofer debe estar atento a todo lo que pasa alrededor para evitar situaciones peligrosas. En caso de encontrarse en una situación crítica, alerta a sus colegas inmediatamente. “Por supuesto, tengo una gran responsabilidad en cuanto a la seguridad”, confirma Jean, muy contento con su trabajo diario. “Prueba de ello es que ocupe este puesto desde hace ya catorce años”. Además de desempeñarse como chofer, Jean lleva a cabo otro tipo de trabajos. Tras el terremoto de 2010, por ejemplo, trabajó como operador logístico en la oficina de un proyecto regional.   Por lo que respecta al desarrollo del país, estima que sus compatriotas deberían ser más emprendedores: “Todos los haitianos quieren que las cosas mejoren. Hace falta una toma de conciencia colectiva. Somos nosotros quienes debemos hacer sentir a los extranjeros lo que necesitamos. Si no viene de nosotros, nada cambiará”. Jean se muestra más bien decepcionado con la actitud de la población. “La gente espera a que venga alguien, ha perdido la confianza en ella misma”. Pero sí valora positivamente el trabajo de cooperación. “Hacemos algo concreto. Se llevan a cabo proyectos y se ve que la gente está contenta”, dice. No obstante, observa que a menudo se anteponen los intereses individuales a los de la comunidad. Para sus dos hijas, de quince y once años, desea que puedan terminar la escuela, proseguir sus estudios y encontrar un empleo, una trayectoria difícil de garantizar en Haití. En cuanto a él, su trabajo le hace sentirse bien consigo mismo y espera poder seguir ejerciéndolo durante mucho tiempo. A modo de conclusión, añade que le gustaría algo de reciprocidad por lo que se refiere a los viajes y que le gustaría mucho visitar Suiza.
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En el transcurso de 2023, la embajada de Suiza en Haití se trasladó a la República Dominicana. Además, la salida acelerada de la cooperación bilateral y, por consiguiente, el cierre de los programas bilaterales tendrá lugar a finales de 2023. No obstante, Andrin Fink, jefe de cooperación internacional en Haití, afirma que la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) mantendrá su presencia en el país a través de otros instrumentos, en particular una oficina humanitaria de la COSUDE en Haití.

¿Qué significa para usted una salida responsable del contexto haitiano?

Para mí, una salida responsable de la cooperación bilateral en el contexto de Haití es procurar conservar los logros de los últimos años. La cooperación suiza tiene muy buena reputación, particularmente por sus actividades locales para la población haitiana. Hemos intervenido sobre todo en la península sur de Haití donde hemos colaborado muy estrechamente con los actores locales en dos ámbitos distintos: la gobernanza local y el desarrollo económico. Estos dos pilares son importantes para el desarrollo de Haití y esperamos que nuestros programas hayan permitido asentar unas buenas bases que perdurarán tras nuestra partida. A mi entender, una salida responsable consiste en poner los fundamentos para que nuestras actividades puedan continuar tras nuestra retirada.
 
Al cabo de una década de presencia, ¿cuál es el principal legado de la COSUDE en el contexto de Haití?
 
La cooperación suiza no ha creado un legado en nombre propio, sino en nombre de la población y de las autoridades haitianas que habrán de continuar sus actividades. La COSUDE ha tratado de crear proyectos que perduren, no como un legado abandonado, sino como fundamentos que se han asentado en partenariado con los actores haitianos y que continuarán existiendo tras nuestra partida. Se ha creado un fondo municipal para identificar y realizar proyectos de forma participativa a nivel local. Un municipio ha construido una vía que por primera vez abre un acceso a las ambulancias, lo que permite salvar vidas. Suiza ha sabido adaptar sus actividades y su cartera de proyectos en Haití, a pesar de un contexto difícil marcado por las crisis y las catástrofes naturales.

¿Cómo ve usted el compromiso futuro de la COSUDE en la región en 2025 o dentro de diez años?  
 
Mi visión de la COSUDE en la región para dentro de diez años es parecida a la de hoy. Es una cooperación que seguirá adaptándose al contexto, dando fe de que Suiza puede seguir comprometida incluso en condiciones bastante frágiles y complejas. Proseguiremos nuestra misión para con la población con recursos bien dirigidos y conservaremos asimismo esa capacidad de responder a las necesidades de forma flexible.  Deseo que Suiza mantenga su compromiso a través de otros instrumentos de cooperación internacional. En el caso de Haití, en particular, la ayuda humanitaria debería seguir ocupando un lugar importante, al igual que los proyectos temáticos de cooperación y los partenariados multilaterales.
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SQUAT son las cinco letras que han cambiado la vida de Islande Jean François Maitre, haciéndola más sostenible. SQUAT son las siglas del programa “Système de Qualification et d’Accès au Travail” (Sistema de Cualificación y Acceso al Trabajo) que permite a los jóvenes desempleados acceder a una formación profesional de calidad.
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Islande Jean François Maitre vivió durante mucho tiempo en condiciones precarias. Antes de participar en el programa, esta madre soltera vivía en casa de sus padres. “El padre de mi hijo nos abandonó”, explica. No tenía trabajo ni esperanza para ella y no veía ningún futuro para su hijo.

En 2022, hizo un aprendizaje como fontanera en el marco del programa SQUAT. Cuatro meses después ya trabajaba como técnica para la Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento (DINEPA). “Mi vida dio un giro positivo”, afirma. “Gracias a mis ingresos pude comprar una parcela de terreno. Ahora empiezo con la planificación de la construcción de mi propia casa”.

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Hasta la fecha, 3300 hombres y 2200 mujeres han recibido una formación y obtenido un certificado en el marco del programa SQUAT. De ellas, 3100 se han incorporado al mercado laboral. SQUAT es un programa financiado por la COSUDE y ejecutado por Caritas Suiza y Swisscontact.
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Llegada de la Cooperación Suiza a Bolivia. Tres pioneros suizos, entre ellos, Daniel Blanc y Felipe Chollet, llegaron a Bolivia con 90 vacas y 18 toros de raza Simmental y Pardo Suizo, instrumentos agrícolas y semillas para iniciar el trabajo de la Cooperación.
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En 1975, entró en vigor un acuerdo de cooperación a largo plazo entre Suiza y Bolivia, y Bolivia se convirtió en un país prioritario en el marco de la cooperación suiza al desarrollo, lo cual implicó que el punto principal de coordinación de todas las actuaciones pasó de Lima a La Paz.   El enfoque temático entre 1969 y 1980 se centró en proyectos en el ámbito de la agricultura y, en particular, del ganado, llevándose a cabo, entre otros, proyectos de mecanización agrícola y siembra de forraje. No obstante, con el tiempo, fue ampliándose la orientación de la cooperación hacia una comprensión integrada del desarrollo rural, añadiéndose actividades en el sector de las infraestructuras rurales, la salud, la ecología/forestación y la educación. Todos los proyectos fueron ejecutados esencialmente por expertos técnicos de Suiza. En esa época, las prioridades se identificaron principalmente sobre la base de las necesidades del país y el valor añadido percibido del apoyo técnico suizo.  
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En Centroamérica, la Cooperación Suiza destinó alrededor del 35% de su inversión total al desarrollo del sector agrícola. Los aportes fomentaron y potenciaron la tecnología agrícola, especialmente en Honduras y Nicaragua. Los silos metálicos postcosecha para preservar los granos cultivados y reducir las pérdidas, la tecnología de arado y preparación de suelos adaptados a la tracción animal, así como la investigación de nuevas variedades de maíz, frijol, arroz y papa para garantizar  la seguridad alimentaria, fueron el foco de muchos programas y proyectos que la COSUDE logró extender a otros países de Latinoamérica. La historia de Don Pedro Oseguera, en Guaimaca (Honduras), es un ejemplo de la apropiación y utilidad de esta tecnología. 
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El importante compromiso de la COSUDE en el ámbito del desarrollo de sistemas financieros y las microfinanzas se remonta a los años noventa. A partir de mediados de los 90, Suiza además se centró en temas de gobernanza, como la promoción de la descentralización, el gobierno local y la participación ciudadana, así como en las reformas del sistema judicial. Los temas transversales de género, gobernanza, derechos humanos, sensibilidad ante los conflictos y cambio climático no han perdido su pertinencia. La agricultura y el desarrollo rural siguieron siendo temas prioritarios, pero su relevancia, también en términos de recursos financieros, disminuyó considerablemente.
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Luego de una misión exploratoria en 1999, COSUDE decide llevar a cabo un “programa especial” en Cuba y establecer una oficina para iniciar su cooperación bilateral en el año 2000. La cooperación bilateral en Cuba ha sido a menudo descrita como única, ya que la situación social, en comparación con la mayoría de países de la región, no se ha caracterizado por la existencia de desigualdades socioeconómicas extremas o de una pobreza aguda. Las personas entrevistadas calificaron el programa de Cuba como “el más político”, dado que ha sido principalmente impulsado por consideraciones políticas más que por una necesidad acuciante de ayuda. Desde la revolución, Suiza ha mantenido buenas relaciones con el país socialista, lo cual se pone de manifiesto en su papel como potencia protectora de los intereses de Estados Unidos, que no mantuvieron relaciones diplomáticas con Cuba durante décadas (1961-2015). Se comunicó abiertamente que la cooperación bilateral constituía un instrumento estratégico importante para profundizar las relaciones con Cuba y ser un sólido socio internacional durante la previsible apertura política y económica, y para contribuir a un proceso pacífico de cambio.
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El 12 de enero de 2010, un seísmo de magnitud 7 sacudió Haití, causando más de 200 000 muertos y dejando a 1,5 millones de personas sin hogar. Entonces, la COSUDE lanzó la mayor operación humanitaria de emergencia de su historia, enviando un total de 170 toneladas de material para atender a  las víctimas del terremoto. Un equipo de 150 expertos del Cuerpo Suizo de Ayuda Humanitaria (CSA) fue rápidamente desplegado en las zonas afectadas. Durante los primeros meses tras la catástrofe, los médicos suizos del CSA se hicieron cargo de más de 800 pacientes, efectuaron 620 intervenciones quirúrgicas y asistieron un centenar de partos. Los miembros del CSA distribuyeron equipos de supervivencia y material para reconstruir refugios provisionales. Asimismo, instalaron unas cincuenta fuentes para abastecer de agua potable a 50 000 personas cada día. También se montaron tiendas delante de varias escuelas destruidas para que se pudiera proseguir con la enseñanza. 







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Las actividades humanitarias de Suiza permitieron prestar una ayuda vital a los supervivientes de la catástrofe. No obstante, Haití estaba sumido en una pobreza extrema. A partir de 2013, Haití pasó a ser un país prioritario para la cooperación suiza. La COSUDE inició programas de desarrollo a largo plazo con el objetivo de mejorar de manera duradera las condiciones de vida, reducir la pobreza y consolidar las administraciones locales. Además, la COSUDE apoya diversos proyectos  en el ámbito de la buena gobernanza, la agricultura y la seguridad alimentaria, así como del empleo y el desarrollo económico.  
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El 4 de octubre de 2016, Haití volvió a verse afectado por una nueva catástrofe natural. Vientos de 250 km/h azotaron el sudoeste del país, causando importantes daños y dejando cientos de víctimas. La situación se vio agravada por inundaciones y corrimientos de tierra provocados por lluvias torrenciales. Una treintena de especialistas del CSA participaron en las operaciones de emergencia durante los  dos meses posteriores al huracán, poniendo el acento en el acceso al agua y el saneamiento. Entre otras cosas, rehabilitaron cuatro sistemas púbicos de suministro de agua que abastecen a un total de 24 000 personas. La COSUDE gastó 3,3 millones CHF en ayuda de emergencia.

También apoyó las medidas destinadas a enderezar el país durante los cuatro primeros meses que siguieron a la catástrofe, conciliando sus actividades de ayuda humanitaria y ayuda al desarrollo. Prestó, por ejemplo, apoyo a organizaciones locales a fin de garantizar los medios de subsistencia de la población rural y agrícola que lo había perdido todo. En concreto, se distribuyeron semillas y ganado.
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Tras el terremoto que volvió a sacudir el país el 14 de agosto de 2021, Suiza reaccionó inmediatamente aportando ayuda de emergencia. Además de los miembros del CSA enviados desde Berna, la Embajada de Suiza en Puerto Príncipe pudo movilizar rápidamente a su equipo sobre el terreno gracias a la presencia de una oficina de proyecto en el Departamento del Sur, cerca del epicentro. En total, una veintena de personas trabajaron en estrecha colaboración con las autoridades nacionales y locales para responder a las necesidades de la población. Durante tres semanas, los equipos suizos se esforzaron en restablecer sobre todo el acceso al agua potable. A tal efecto, instalaron depósitos para 10 000 personas en diversas localidades de la isla. Para atender a las necesidades, Suiza asignó, en total, más de 4 millones CHF, de los cuales tres millones procedieron de la  reprogramación de actividades en curso de la COSUDE. La cooperación al desarrollo ha asumido la responsabilidad de las actividades llevadas a cabo durante la fase de urgencia, adaptando sus proyectos. En este sentido, ha apoyado la reconstrucción de infraestructuras de abastecimiento de agua y saneamiento con un financiamiento sostenible y participativo.  
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1976

El proyecto de formación profesional rural en Honduras marcó el primer hito de la Cooperación Suiza en Centroamérica. La revisión de la política de cooperación llevó a priorizar este país debido a que su producto interno bruto per cápita lo ubicaba en el penúltimo lugar de América Latina, estaba en la lista de los países más afectados por la crisis del petróleo y el gobierno militar de entonces practicaba una política social relativamente abierta. Este proyecto fue desarrollado en coordinación con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
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El segundo proyecto de la Cooperación Suiza en Honduras se realizó a través de un proyecto bilateral con el Ministerio de Salud Pública. Se excavaron pozos para atender los severos problemas de falta de agua en áreas rurales deprimidas del país. El proyecto fue bautizado como Posuizos, convirtiéndose luego en el Proyecto de Pozos y Acueductos Rurales (PROPAR).
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Gracias al Programa Agua y Saneamiento (AGUASAN) más de 360 mil personas tienen acceso a agua potable y saneamiento, uno de los ejes temáticos en los cuales Suiza centró su cooperación. La Cooperación Suiza integró el trabajo de infraestructura de agua y saneamiento con los aspectos sociales de educación, operación y mantenimiento. Es uno de los programas de más larga duración, 35 años. La comunidad de Jesús de Otoro, en el departamento de Intibucá en Honduras, se benefició con la instalación de servicios de alcantarillado, la construcción de dos plantas potabilizadoras y la  pavimentación de calles del casco urbano.
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De 1984 a 1996, 70 mil personas mejoraron sus condiciones de vida a través del programa de desarrollo rural integrado, conocido como Chinorte, e implementado en seis municipios del norte del departamento de Chinandega. Buena parte de la población vivía en zonas de riesgo y fue trasladada a espacios seguros con viviendas dignas, acceso a agua y saneamiento, educación y salud. Los cambios empujaron un desarrollo integral: no solo diversificaron sus fuentes de ingresos y mejoraron la seguridad alimentaria y la salud, sino que fortalecieron  sus capacidades técnicas y productivas resultando variedades mejoradas de sorgo, maíz y frijoles. Incluso lograron que la banca comercial les eligiera como sujetos de crédito por su ganado pecuario. Es así que, de la mano de los sucesivos gobiernos y del liderazgo municipal, con un presupuesto de 24 millones de dólares, Suiza contribuyó a mejorar la producción agropecuaria y las capacidades gerenciales y de negocios, además de crear una infraestructura vial para que la población sacara sus cosechas.

“Hay productores de los que financió Chinorte que ahora son empresarios y ganaderos con mucho éxito. Chinorte fue una escuela que nos enseñó sobre conservación de suelo y agua en las laderas. También se aprendió cómo trabajar en planicies haciendo curvas a nivel, cómo convivir con la naturaleza, utilizar variedades de cultivos adaptadas a la zona, aplicar sistemas silvopastoriles y agroforestales. Todo eso continúa en la memoria de  los productores y va a continuar”. - Kenny Espinoza, alcalde de Somotillo
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Nicaragua es el país más pobre de Latinoamérica después de Haití y la salud es un tema prioritario en todos los niveles. Desde 1985, Ayuda Médica para Centroamérica impulsó la formación de recursos humanos, suministro de equipo, medicamentos y construcción de infraestructura en hospitales y centros de salud del país. El Departamento de Hematooncología del hospital infantil Manuel de Jesús Rivera (La Mascota) es uno de los más emblemáticos. La doctora Roberta Ortiz, pediatra-oncóloga, recibió apoyo para especializarse en Hematooncología Pediátrica. Trabajó en La Mascota por casi 20 años y hoy labora con la Organización Mundial de la  Salud en Ginebra (Suiza). Comparte cómo se gestó el primer programa de cuidados paliativos pediátricos en Nicaragua con apoyo de la Cooperación Suiza y redes de solidaridad en el país.
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El proyecto Biocultura y Cambio Climático, implementado entre 2010 y 2023, trabajó, en una primera fase (2010 - 2014), en acciones integrales para hacer frente al cambio climático. En una segunda fase (2015-2019) enfatizó el fortalecimiento de capacidades para la adaptación de las comunidades a los efectos negativos del cambio climático. La tercera fase del Proyecto (2020-2023) tuvo la meta de fortalecer y escalar a nivel nacional el enfoque y modelos implementados en sus fases anteriores en la gestión territorial integral, a través de los Laboratorios Bioculturales de Aprendizaje, que son territorios que han tenido experiencias relevantes que pueden ser replicadas en otros territorios.
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Mujeres campesinas de Pantasma, en Jinotega, se empoderaron económicamente a través de la crianza y venta de carne de pollo. No solo se juntaron para emprender, sino para reflexionar sobre sus derechos, fortalecer sus capacidades técnicas, gerenciales y para promover cambios individuales y colectivos. Aunque el financiado por Suiza finalizó en 2019, este grupo de mujeres siguen trabajando juntas, fortaleciendo y expandiendo su mercado.

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El proyecto Vida Sin Violencia, ejecutado entre 2016 y 2022, tuvo la finalidad de contribuir a la disminución de los índices de violencia contra las mujeres bolivianas y facilitar su acceso a la justicia. En una primera etapa, promovió y recogió buenas prácticas de lucha contra la violencia hacia las mujeres a nivel nacional y subnacional. En esta segunda etapa, se enfocó a la incidencia en políticas públicas y multiplicación de aprendizajes a través de su difusión, intercambio y réplica.
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En Haití, las desigualdades de género son importantes. Las mujeres tienen poco acceso a los recursos y no cuentan con las mismas oportunidades que los hombres.

No obstante, las mujeres haitianas pueden contribuir de manera considerable al desarrollo del país, tanto a nivel individual como colectivo.

En las zonas rurales, las mujeres tienen muy poco acceso a los medios de producción. Gracias al apoyo del programa PAGAI de la COSUDE, las mujeres pueden emprender actividades generadoras de ingresos, como la venta de hortalizas de sus jardines familiares. Ello les permite establecer sistemas de ahorro e invertir en la compra de ganado que, de ser necesario, pueden vender. Asimismo, pueden hacer que se escuche mejor su voz en casa y en las asociaciones comunitarias.

Una participante en el programa PAGAI dice: “Desde que recibí la formación, mi marido me ayuda a lavar la ropa y a cocinar. Cuando vuelvo del mercado donde he vendido nuestros productos, ya no me pregunta por el precio de venta de cada producto”.

En el sudeste del país, el programa PROMES, dirigido por la ONG haitiana Fonkoze, contribuye a fortalecer la capacidad de las personas para hacer frente a las dificultades cotidianas y aumentar su resiliencia frente a las catástrofes naturales. Gracias a un programa de 18 meses, las mujeres logran salir de la pobreza extrema. Si tienen un marido, se organizan diversas actividades destinadas a todos los miembros de la familia. Los hombres pueden, por ejemplo, participar en talleres sobre la masculinidad positiva, lo cual ayuda a reducir las tensiones y la violencia en el seno de la familia.

Varios programas promueven la inclusión de las mujeres en oficios donde están infrarrepresentadas. Se trata de programas centrados en la formación, sobre todo en los oficios relacionados con la construcción, y en el apoyo a las iniciativas empresariales. En el marco del programa SQUAT, al menos un 30% de mujeres participan en formaciones profesionales que les permitirán integrarse en el mercado laboral y generar ingresos. En 2022, más de 400 artesanas pudieron obtener un certificado reconocido por el Estado. Unos 150 proyectos, de los cuales un poco más de la mitad están a cargo de mujeres, han podido beneficiarse de 180 horas de asesoramiento y acompañamiento empresarial.
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La cooperación de la COSUDE con Cuba se inició en el año 2000 y desde 2004 se centra en un programa destinado a promover el desarrollo local. El objetivo principal es ayudar a la sociedad cubana a llevar a cabo un proceso de desarrollo pacífico, participativo y justo.

Los proyectos de la COSUDE en Cuba abordan temas como la gobernanza y el desarrollo económico locales, la justicia de género, la inclusión, y la formación y educación profesional.
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Hace 8 años que Julio César trabaja como Oficial Nacional de Programas de la COSUDE. En el tema de género, sin embargo, lleva 18 años vinculado con la COSUDE. En 2024 cuando la cooperación bilateral se retira, Julio seguirá comprometido con el tema de masculinidades como autor, académico y activista social.

“Siendo hijo de emigrantes españoles y con cuatro hermanos varones, los temas de género e inter­culturalidad me marcaron desde el primer día de mi vida”. Con una maestría en “Gender Studies” en Nueva York y como Doctor en Ciencias Históricas, Julio profesionalizó sus conocimientos al respecto. Como padre soltero de un hijo varón que hoy tiene 35 años, Julio sabe muy bien que “padre no es cual­quiera” – slogan que le sirvió para crear y moderar el programa ”Cosas de hombres” en la televisión cubana sobre masculinidades. Antes de llegar a la COSUDE, Julio era profesor en la Universidad de La Habana, especializado en los temas de derechos humanos, género, etnia, raza y sociedad civil. Es autor de varios libros sobre mi­gración, LGBTI, masculinidades y feminismo. En el marco de su cola­boración con la COSUDE y motivado por la entonces jefa de la red de género, en 2006 Julio fundó la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades RIAM. Reúne hombres de 40 países en América Latina, África, España y Portugal dedicados al tema de las masculinidades y sus desafíos en el área de género. En 2014, Julio se integra de forma oficial al equipo COSUDE-Habana para salir de lo académico a lo práctico. El cambio fue memorable porque “una cosa es escribir libros y dar talleres en la universi­dad y otra cosa es incidir en políticas públicas”. El valor de la COSUDE se ejemplifica en el seguimiento personalizado a los proyectos y con los socios tanto con la sociedad civil como con el gobierno. Julio valora mucho los principios de la COSUDE que llegó a conocer porque tiene la convicción de que no podemos incidir en políticas públicas o tener éxito en nuestros progra­mas de cooperación si no conocemos los humanos afectados por ellos. “Si no puedes ser un buen hu­mano, no puedes ser un buen cooperante”.
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¿Qué significa una salida responsable del contexto cubano para ustedes?
En primer lugar, una salida responsable de Cuba significa para mí dialogar sobre la entrega del programa con los socios gubernamentales y no gubernamentales y, a su vez, con las agencias de desarrollo, capaces de heredar el programa y continuar con la misma eficacia que COSUDE. En el caso de Cuba, los principales socios para el diálogo son el Ministerio de Comercio Exterior, institución rectora de la cooperación internacional que Cuba recibe y ofrece, las agencias de las Naciones Unidas y la Unión Europea. En segundo lugar, considero que una salida responsable de la cooperación bilateral con Cuba implica elaborar buenas prácticas de gestión de conocimientos para todos los socios que continúan con los proyectos de COSUDE. Finalmente, forma parte de una salida responsable ser transparente y rendir cuentas no solo para visibilizar los resultados positivos obtenidos en los últimos años, sino también para identificar los fallos y aprender de ellos. 

Después de casi 24 años de presencia, ¿cuál es el mayor legado de COSUDE al contexto cubano?

Desde el año 2000 nos concentramos en un solo ámbito en Cuba, es decir, el tema central ha sido el desarrollo local con tres ejes estratégicos: la gestión participativa municipal, el acceso a alimentos y el desarrollo económico local, agregando de forma transversal a cada uno de los programas un cuarto eje: género e inclusión social. Esta estrategia ha dado resultados fructíferos y sostenibles, tanto a nivel de la población rural y urbana como a nivel sistémico. Esto se puede apreciar en la incidencia al más alto nivel en la propia Constitución de la República de Cuba de 2019, donde en un artículo se considera que la descentralización y el desarrollo local son un motor del desarrollo. Hemos contribuido a algo histórico al iniciarse en el país la transición hacia un sistema descentralizado. 

¿Qué hemos aprendido de estos largos años que pueda servir a la institución, otra oficina de cooperación, otros contextos?

El aprendizaje más significativo para COSUDE en Cuba es que la cooperación no es una calle con sentido único. La clave para el trabajo exitoso es la confianza mutua que se ha logrado establecer entre Cuba y Suiza y la flexibilidad en los instrumentos de cooperación. Una agenda transparente, sin intereses político-geoestratégicos, fue otro elemento importante para montar un programa de cooperación a favor de la población vulnerable, con incidencia en políticas públicas que tributaran al fin y al cabo al desarrollo del país. 

¿Cómo se materializará según ustedes el compromiso de COSUDE con la región en el futuro, en 2025, en diez años?

Siempre repito que la cooperación técnica bilateral de Suiza se va de América Latina, y de Cuba en particular, pero que el compromiso de la Confederación Helvética se queda. La prueba de ello es que la Embajada continuará sus labores con otras modalidades e instrumentos de la política exterior suiza, entre ellos, la diplomacia y la cooperación regional, tomando como base el nexo entre ayuda humanitaria, desarrollo y  paz, y la cooperación económica.

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Gracias al proyecto APOCOOP, 14'000 agricultores cubanos y sus familias han podido mejorar su producción, aumentar sus ingresos y crear nuevos puestos de trabajo. El aumento de la producción también es importante porque Cuba debe importar hasta el 80% de sus alimentos.


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El proyecto ha tenido un impacto significativo en el desarrollo personal y profesional de los participantes, sobre todo de las mujeres, pues se adoptaron medidas específicas para promover la igualdad de género.
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Martha Orsell Adeis sufrió durante mucho tiempo el machismo de su entorno. Gracias al proyecto pudo emanciparse, ingresar en una universidad y encontrar un empleo. “APOCOOP me cambió la vida”, dice mirando atrás. Las competencias de liderazgo adquiridas en el marco del proyecto le han servido para establecer contactos a nivel regional y nacional con el fin de defender la causa de las mujeres.
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Los brigadistas eran jóvenes para quienes la solidaridad no era solo un discurso. Durante los años 80, las brigadas del voluntariado suizo ofrecieron a 800 mujeres y hombres la oportunidad de demostrarlo. Dejaron de lado sus privilegios y llegaron a las zonas más necesitadas de Nicaragua para apoyar en temas de educación, salud, producción, construcción y cultura, entre otros aspectos. Tenían entre 18 y 25 años y estaban organizados en más de 20 comités de solidaridad para trabajar durante tres meses en el país. Una experiencia que marcó sus vidas y cambió la de la gente que apoyaron.

“Fui llevado a una cooperativa entre Achuapa y Limay. Éramos seis y fui nombrado traductor oficial, ¡con mis diez lecciones de español! Nos acomodamos en la escuelita y contribuimos a la construcción de viviendas. Para mí, un tipo de 20 años, aquello era una impresión tremenda… lo que representaba en términos de valores, esperanza, pero también ya había una relación personalizada: había caras, había voces, gente que uno recordaba. Me marcó la vida”. - Beat Schmid, brigadista y ahora representante de Ayuda Médica para Centroamérica



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De poco sirve una buena cosecha si no hay dónde guardar los granos. El programa Postcosecha (1983-2009) fue clave para el  desarrollo rural porque enseñó al sector campesino a construir silos metálicos, lo que permitió almacenar granos de forma más segura, reducir pérdidas y garantizar la seguridad alimentaria. En el caso de Nicaragua, este proyectó benefició a 380 mil personas, que además aprendieron a comercializar los silos. Félix Hernández tenía 38 años cuando aprendió este oficio del que aún vive.  
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El contexto haitiano es muy frágil. Se caracteriza por la gran vulnerabilidad de la población y las instituciones, con una gran prevalencia de catástrofes naturales (terremotos, ciclones, inundaciones, sequías) que se ven agravadas por el cambio climático. Si bien muchas asociaciones suizas de ayuda mutua y solidaridad trabajan en Haití desde la década de 1950, Suiza apoya oficialmente al país desde finales de los años noventa. Tras el seísmo devastador de 2010 y el huracán Matthew en  2016, Suiza ha aumentado considerablemente su labor humanitaria en el país, participando en los esfuerzos de reconstrucción y fortalecimiento del sistema de reducción del riesgo de desastres. Desde 2013, lleva a cabo programas de desarrollo a largo plazo con el objetivo de mejorar de manera duradera las condiciones de vida, reducir la pobreza y consolidar las administraciones locales.
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La automatización de los procesos contables y la capacitación del personal técnico en Administración Financiera logró que la alcaldía de Humuya, en Comayagua (Honduras), aumentara sus ingresos tributarios en diversas áreas en más del cien por ciento. Los fondos se invirtieron en obras sociales que mejoraron el bienestar de la gente. La Cooperación Suiza ofreció el mismo apoyo a otros gobiernos locales que no gastaban los recursos que recibían porque la administración se registraba a mano. En este proceso, la población aprendió a identificar, priorizar y demandar obras de acuerdo con sus necesidades, así como a coordinar acciones con las alcaldías.
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En marzo de 2010, el Consejo Federal decidió asignar 36 millones CHF a los esfuerzos de reconstrucción en Haití. Poco después, la COSUDE abrió en Puerto Príncipe un Centro de Competencias para la Reconstrucción (CCR), integrado por expertos del CSA y del sector privado. La COSUDE se concentró en la reconstrucción de las infraestructuras. Fue la primera organización en obtener del Ministerio de Educación de Haití el permiso de construir escuelas permanentes después del seísmo, lo cual le permitió construir doce y formar a más de 1000 albañiles. Todos los edificios responden normas de construcción parasísmica y anticiclónica para reducir la exposición de la  población a los riesgos naturales. 


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Suiza colaboró con el Gobierno de Honduras para emprender y fortalecer reformas nacionales en el ámbito de la justicia, la seguridad y los derechos humanos. Una de las líneas de trabajo fue lograr un mejor desempeño del sector de la seguridad, en particular de la Policía Nacional, lo que tuvo como resultado un aumento en el número de investigaciones y la resolución de casos de homicidios y violaciones de derechos humanos. 
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Mediante el programa de seguridad ciudadana, la Cooperación Suiza contribuyó a poner en marcha el plan de reformas del sistema de formación policial, mejorar la gobernanza interna, implementar la policía comunitaria, y aplicar sistemas de control orientados a lograr la integridad institucional para que la ciudadanía hondureña goce de una vida segura.

Esto se complementó con una moderna estructura física que incluye 32 aulas para impartir clases, una biblioteca, un auditorio, una sala para juicios orales y públicos, entre otros recursos físicos y tecnológicos. De esta forma el Instituto Técnico Policial de La Paz, en Honduras, es un modelo pionero para mejorar la educación policial.
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Tras el paso del huracán Ian por las provincias de Pinar del Rio y Artemisa, se firmó un acuerdo de contribución para la entrega de más de 500 mil CHF al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas para continuar apoyando las acciones de respuesta y recuperación ante los daños ocasionados. Si Suiza ya había apoyado al país en previas catástrofes, este donativo contribuyó al primer Plan de Acción de la ONU en Cuba. Fue destinado a la compra y distribución de unas 340 toneladas de alimentos para la asistencia directa de las personas más vulnerables en la provincia Pinar del Rio.
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Desde 1984, la Cooperación Suiza en Honduras inició una colaboración con organizaciones no gubernamentales, principalmente en el tema de acceso a agua de calidad. Junto a otras agencias de cooperación, puso en marcha una coordinadora de agua y saneamiento. Diez años después, esa iniciativa se convirtió en un proyecto regional denominado Red Regional de Agua y Saneamiento de Centroamérica (RRAS-CA), desde la cual se incidió en políticas, leyes y tecnología apropiada para poblaciones rurales.
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De acuerdo con los principios humanitarios universales, Suiza proporciona ayuda de emergencia en situaciones de crisis, conflictos y desastres. Resolver las  necesidades de las personas afectadas es un aspecto central en las intervenciones de la Ayuda Humanitaria de la Cooperación Suiza. La ayuda prestada por los equipos de rescate y reconstrucción ha contribuido a salvar vidas y a reconstruir infraestructuras importantes.

En octubre de 1998, las torrenciales tormentas provocadas por el huracán Mitch arrasaron por completo el municipio de Morolica en Choluteca (Honduras). A través de sus diferentes programas y proyectos, entre ellos el famoso programa AGUASAN, Suiza dio una respuesta integral que incluyó la distribución de alimentos y artículos de primera necesidad, agua potable, y la pavimentación de las calles de la comunidad. La intervención de la Cooperación Suiza, en coordinación con organizaciones internacionales y locales especializadas, fue decisiva para levantar la nueva Morolica.
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En seis años (2002-2008), 90 mil productoras y productores tuvieron acceso por primera vez a la energía eléctrica para vivir y hacer su trabajo. Lo consiguieron a través del proyecto de pequeñas centrales hidroeléctricas, ejecutado por el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, con apoyo de Suiza. Además de mejorar su calidad de vida, también les permitió modernizar sus sistemas productivos e incrementar los medios para satisfacer sus necesidades.

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El simple cultivo del marañón como medio de subsistencia, con el enfoque de cadenas de valor, se convirtió en una actividad  rentable sostenible. A través de la formación técnica profesional, el mejoramiento de la calidad de la fruta, alianzas comerciales estratégicas y el empoderamiento de las mujeres, esta cadena de valor se fortaleció en las comunidades de Choluteca (Honduras). La Cooperación Suiza y Swisscontact, en colaboración con las y los productores locales y las instituciones estatales, lograron transformar sustancialmente la calidad de vida de las familias beneficiarias y convertir el marañón en un producto que contribuye al desarrollo sostenible, inclusivo, económico, social y medioambiental del país.
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Para promover el desarrollo económico inclusivo, la Cooperación Suiza apoyó el mejoramiento de las cadenas de cacao, café y camarón. Gracias a ello, se generaron 30 000 nuevos empleos, 30 % de los cuales ocupados por mujeres, y 16 000 familias productoras lograron ingresos adicionales por un total de 17 millones de dólares, lo cual les permitió reinvertir en sus unidades productivas y atender una de las causas de la migración.

“El cacao ahora se le vende a Chocolats Halba, un cliente que logramos por medio de la COSUDE. Ahora tenemos un mercado asegurado y un precio que nadie lo tiene”, dice satisfecha Nidia Rodríguez, productora de la Cooperativa de Producción Agrícola Cacaoteros de Jutiapa, que integra 36 comunidades de la costa norte hondureña.
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El proyecto Programa de Fortalecimiento de la Educación Técnica y Profesional en Cuba (PROFET) favorece el acceso a empleo de los jóvenes, con énfasis en mujeres y grupos en desventaja, elevando la calidad de la formación en seis especialidades de la educación técnica profesional (construcción, agricultura, turismo, comunicación, mecánica y transporte) a través de la modernización de tecnologías y programas de enseñanza práctica y el fortalecimiento de los vínculos entre las instituciones educativas y el sector productivo. Los planes de desarrollo en Cuba consideran la educación técnica profesional (ETP) una prioridad de las políticas públicas y de la nueva Ley de Educación, como vía para formar la fuerza de trabajo calificada que demandan programas económicos de salida de la crisis y para ofrecer a los jóvenes mejores posibilidades de acceso al trabajo y a los ingresos.
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Cacao sostenible El proyecto Procacao logró que cooperativas y productores individuales de cacao de la Costa Caribe Norte mejoraran su productividad y competitividad, sin dañar el medioambiente. Aumentaron sus ingresos, fortalecieron su estructura organizativa y mejoraron la calidad, certificación y comercialización en mercados internacionales. Este proyecto fue impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y el Gobierno de Nicaragua, con apoyo de la COSUDE. Efraín Barrera, de la comunidad El Murciélago en Bonanza, exporta su cacao certificado a Alemania.



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La cooperación suiza
participa activamente desde hace muchos años en el desarrollo económico de
Honduras. En los últimos veinte años, ha puesto el acento en mejorar la
productividad en las zonas rurales, aumentar los ingresos de las pequeñas y
medianas empresas, crear empleos e integrar a los jóvenes en el mercado
laboral.
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De niño en Honduras, Jorge Escobar soñaba que algún día iba a oficiar para la cooperación inter­nacional. Y así fue. Hace 27 años que trabaja en la COSUDE. Primero de chofer, después de contador.

“Vengo de una familia de 10 hijos, de padres humil­des sin formación profesional en un país extrema­damente pobre”. Jorge Escobar empezó a trabajar a los 9 años. “Hice de todo. Lustré zapatos, vendí en las calles, eso me ha formado”. Se acuerda perfec­tamente del momento en el cual decidió trabajar para la cooperación. Tenía 15 años y ayudaba en el área de la construcción. “Solíamos comprar el almuerzo a una vendedora cuyo hijo se movía en un vehículo de MI (Misión internacional). Supe en­tonces que algún día iba a trabajar en una MI”. Fue gracias a un amigo que Jorge se enteró de que la COSUDE buscaba un chofer y consiguió el puesto. “Esto me marcó. Un niño trabajando bajo el sol, soñando con ser más y lográndolo. Se vale soñar”. En 1995, Jorge inició “con orgullo” su trabajo en la oficina de cooperación en Tegucigalpa como conductor tramitador. Tres años después, en 1998, sucedió el huracán Mitch. Entonces se empezó a coordinar la ayuda humanitaria a la costa norte. Jorge estuvo a cargo de llevar sanitarios portátiles para el programa Aguasan de Tegucigalpa en San Pedro Sula. “Faltando una hora, me encontré frente a una calle cortada. Un océano donde flotaban re­ses. Quería volver, pero no podía. Me quedé todo un día en el coche. Por los cerros bajaban torrentes de agua, la lluvia no paraba, las rocas caían. Fue una experiencia que me impactó”. A pesar de todo, Jorge no se desesperó, estaba feliz de hacer algo bueno. Al día siguiente logró regresar a Tegucigalpa.   En 2004, se le abre la oportunidad de oficiar de contador: “A pesar de haber tenido el título, siem­pre había sido un obrero. El jefe de cooperación me propuso cambiar de puesto. Tenía mis temores, pero lo hice. Una vez que tomé el reto —no digo que fue fácil— siempre he dado el cien por ciento”. De hecho, el cambio fue grande. “El enfoque es distin­to. Los fondos de la cooperación son fondos de los impuestos que llegan para apoyar a los países que los necesitan. Como contador, sé que tiene mucho valor. Es la plata de un pueblo para apoyar a otro pueblo”. Para Jorge, el sentido de responsabilidad y la honestidad son dos principios de vida muy valio­sos. Para él, la COSUDE encarna estos dos valores.
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La COSUDE concluye su cooperación bilateral para el desarrollo en Honduras. ¿Qué significa concretamente?

Es fundamental planificar el proceso de retirada de forma minuciosa desde el principio: cómo y cuándo deben concluirse o transferirse los proyectos a las contrapartes, cómo debe informarse, cómo se lleva a cabo el cierre financiero, etc. Hay que involucrar adecuadamente y con la debida antelación a todas las partes implicadas tanto internas como externas. Creo que en Honduras eso se ha logrado.  
Para mí, también ha sido esencial la gestión de personal. Hemos dado a nuestros colaboradores locales suficiente tiempo para reorientarse profesionalmente y les hemos ofrecido oportunidades de formación.

Después de 40 años de presencia en Honduras, ¿cuál es el mayor legado de la COSUDE?

Nuestro mayor legado en Honduras son los programas y proyectos con un fuerte arraigo a nivel local, que hemos podido apoyar durante diez o veinte años, en los que hemos logrado resultados concretos y que seguirán existiendo y desarrollándose sin la COSUDE. Pienso por ejemplo en los exitosos proyectos que hemos realizado en el ámbito de la gestión del agua, los derechos humanos o la cadena de valor del cacao. Sin embargo, es más difícil valorar nuestros esfuerzos en el ámbito de la lucha contra la corrupción, que viene siendo desde hace muchos años un problema enorme. Solventarlo requerirá un largo aliento.

¿Cuáles son sus conclusiones?

En contextos de estancamiento político y falta de dinámica es difícil acercarse al ambicioso objetivo de reducir la pobreza. Pese a los enormes esfuerzos de la comunidad internacional, Honduras y su población se han empobrecido en los últimos años. Las remesas del extranjero son desde hace mucho tiempo el principal apoyo económico para mantener a flote a gran parte de la población.

¿Cómo ve usted la cooperación con Honduras dentro de diez años?

En Honduras son muy frecuentes las catástrofes naturales como los huracanes, las sequías o los seísmos. Por eso es importante mantener en el país una estructura mínima para la prevención de desastres y la ayuda humanitaria compuesta por redes de cooperación con organizaciones no gubernamentales que operan a nivel local y posiblemente también organizaciones internacionales. En este ámbito, Suiza puede seguir aportando una contribución decisiva.
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“Antes debía caminar mucho para ir a buscar agua para mis hijos y para mí”, explica Tiolinda Gonzales Sánchez. “Y cuando no llovía durante un largo período, se secaban las plantas de mi jardín”. Pero gracias a su participación en el programa de gestión de las cuencas hidrográficas, estos problemas ya son cosa del pasado. La formación le permitió adquirir conocimientos sobre procesos y tecnologías para el uso sostenible del agua.
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“Primero analizamos la situación en mi finca”, afirma Tiolinda Gonzales Sánchez. Luego, nos pusimos manos a la obra: construí un pequeño depósito de agua y unas terrazas, y encaucé el agua mediante canales”. Hoy, no solo tiene suficiente agua para ella y sus tres hijos, sino que además abastece del preciado líquido a la escuela vecina, que cuenta con 150 alumnos.
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El programa también prestó apoyo a Tiolinda Gonzales Sánchez en el cultivo y cuidado de árboles frutales como nectarinos, melocotoneros, guayabos, ciruelos y aguacates. En los cursos, aprendió a mantener las distancias entre las plantaciones, incorporar rastrojos y producir pesticidas orgánicos. Con éxito. En la actualidad, esta mujer de 48 años obtiene buenas cosechas con regularidad.

Pero Tiolinda Gonzales Sánchez no se duerme en los laureles. Comparte sus conocimientos con los agricultores del municipio y ahora también gestiona una importante fuente de agua. El objetivo del programa de gestión de las cuencas hidrográficas es establecer una gestión participativa y sostenible del agua en la región. Más de 20 000 familias ya se están beneficiando.
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Entre 1985 y 1992, en paralelo a una amplia reforma política y económica y procesos de ajuste estructural en el país, el más bien clásico y modesto programa suizo en Bolivia dio un notable paso en cuanto se refiere a las áreas temáticas, los recursos financieros y los enfoques. A partir de 1986, la cooperación suiza al desarrollo empezó a prestar apoyo a las iniciativas de reforma estatal y, por primera vez en la región latinoamericana y caribeña, aplicó instrumentos de cooperación como la asistencia bilateral a la balanza de pagos y medidas de alivio de la deuda, siempre de manera coordinada a nivel internacional. A estos esfuerzos, desde 1986, cabe sumar la presencia de la SECO en el país. Las intervenciones se centraron en el Altiplano andino, los valles interandinos y los barrios urbanos pobres. Algunas iniciativas a nivel macro tuvieron, por supuesto, un alcance nacional.
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Desde finales de los 90, los temas prioritarios generales de la cooperación suiza al desarrollo siguen siendo en gran medida los mismos, aunque con distinto peso y cambio de enfoque en función de cada proyecto:
1. buena gobernanza y democracia
2. uso sostenible de los recursos naturales
3. desarrollo económico sostenible (incluidos proyectos tanto en zonas rurales como urbanas)
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El programa especial (2004-2010) se caracterizó por una serie de proyectos a medio y largo plazo, a los que se añadió la prestación de ayuda humanitaria, a menudo en forma de donaciones de leche en polvo y socorro en caso de desastres ocasionados por huracanes. A diferencia de la Unión Europea, que en 2003 suspendió toda la asistencia técnica a raíz de la represión gubernamental contra los disidentes cubanos, Suiza mantuvo su compromiso e incluso amplió la cooperación bilateral. “Continuidad” no es solo una palabra que aparece con frecuencia en los documentos estratégicos disponibles del Gobierno cubano, sino que para la mayoría de personas entrevistadas ha sido una cualidad única y una ventaja comparativa de la cooperación suiza al desarrollo.
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Ocho meses después del seísmo, estalló una epidemia de cólera en el centro del país. Ante esta situación, las autoridades haitianas solicitaron apoyo a la Ayuda Humanitaria suiza para reforzar los mecanismos de tratamiento y control del agua potable en las zonas más afectadas, así como para formar técnicos locales. En 2012, el Gobierno haitiano y la COSUDE acordaron mantener esta colaboración, y se invitó a la COSUDE a contribuir a la mejora del sistema nacional de abastecimiento de agua potable a la población. Se crearon once laboratorios de análisis y se equiparon 48 sistemas de suministro de agua con material de cloración, beneficiando a  200 000 usuarios. Desde el punto de vista estratégico, la COSUDE ayudó a la Dirección de Agua Potable y Saneamiento (DINEPA) a elaborar un nuevo documento técnico nacional de referencia.
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El proyecto Mercados Inclusivos, apoyado entre 2013 y 2023, por la Cooperación Suiza trabajó, en los últimos años, en un cofinanciamiento con la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI). Las acciones desarrolladas en una primera fase (bajo el nombre de Mercados Rurales), apuntaron a mejorar las condiciones de vida de hombres y mujeres que trabajan en actividades agropecuarias en el ámbito rural, desde el fortalecimiento de sus capacidades, desarrollo de modelos de negocios, educación financiera y mejora en el acceso a mercados. En la última etapa, se priorizó el trabajo con actores que desarrollan actividades agrícolas, pecuarias y botras (con énfasis en mujeres y jóvenes) en unidades productivas familiares, particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático y a la inseguridad alimentaria, del Altiplano y Valles Interandinos.
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El programa facilitó el establecimiento de un sistema de gobernanza hídrica territorial, una gestión integral y sostenible de los recursos hídricos y la construcción de obras estratégicas producto de la concertación público–privada en las cuencas Choluteca-Sampile y Nacaome de la región del golfo de Fonseca. El programa empoderó a los actores público-privados usuarios del agua y a los actores políticos que lideraron la política hídrica nacional, y benefició indirectamente a 66 000 familias.
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La situación de seguridad en Puerto Príncipe se ha ido deteriorando continuamente desde el verano de 2021 y el asesinato del presidente. Suiza prosigue su labor en Haití con fondos principalmente humanitarios. Su larga presencia en el país le permite beneficiarse de las experiencias y las lecciones aprendidas de los programas de cooperación y las intervenciones humanitarias, y de su buena reputación como donante flexible y cercano a los actores locales. En 2023, todavía pudo ayudar a pequeños actores locales en el ámbito de la cultura o los derechos humanos, aprovechando cada oportunidad para apoyar proyectos dirigidos por la población y las instituciones. 

Más información:   https://www.dfae.admin.ch/eda/fr/dfae/suche/suchresultat.html/content/eda/fr/meta/news/2023/10/2/98023
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Bandos enemigos en los años 80, excontras y excombatientes del Ejército Popular Sandinista, se unieron para mejorar los caminos de acceso a la comunidad Las Veguitas  (municipio El Tuma-La Dalia, Matagalpa), ya que en época de lluvia las vías eran intransitables y prácticamente quedaban incomunicados. La alcaldía y la comunidad implementaron el proyecto de mejoramiento de caminos, financiado por Suiza. Esos 12,7 kilómetros de vías facilitaron la instalación de servicios básicos (luz, agua y saneamiento), escuelas y centros de salud, además de impulsar la actividad productiva y el acceso a bienes y mercados.

A través del programa de gobernanza local, la Cooperación Suiza contribuyó a que los municipios hicieran inversiones contando con la participación de la población.

Por primera vez hubo acceso a transporte público, se llevó la energía eléctrica, se crearon puestos de salud, las escuelas mejoraron, y el camino les permitió vender sus productos a un precio justo. Además, se capacitaron recursos  humanos para que dieran mantenimiento a los caminos y actualmente la gente lo sigue haciendo. Ha habido sostenibilidad, los proyectos no han muerto. Ahí están”. - Maryan Ruiz, exalcalde de El Tuma-La Dalia (2008-2010)
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El FSAC, desde el año 2012, apoya iniciativas de artistas, gestores y grupos culturales que desde diversas artes aporten a la cohesión e inclusión social y a fortalecer la identidad cultural, respetando la diversidad. La cultura une, crea “puentes de diálogo”, es por ello que el FSAC apoya iniciativas que surjan y se concentren en poblaciones de áreas rurales y periurbanas, para que desde ahí se abran espacios de diálogo, de participación y construcción de sueños y propuestas, junto a la población (personas, grupos, organizaciones o instituciones) de los municipios. Además, el FSAC procura ayudar al desarrollo de iniciativas para que artistas, gestores y grupos culturales fortalezcan sus capacidades y desarrollen sus talentos; asimismo, impulsa espacios de intercambios mutuo entre gestores/as culturales y grupos culturales y con la ciudadanía.
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Con el fin de mejorar el estado nutricional de las familias que habitan zonas rurales, Suiza apoya a pequeños campesinos a cultivar nuevas variedades, aumentar su producción agrícola y almacenar y comercializar mejor sus cosechas. Ello supone una ventaja no solo para ellos mismos, sino también para todos los haitianos, que consiguen así acceder a alimentos locales y asequibles. Suiza apoyó, junto a Canadá, la creación de un sistema de agrocréditos en diez departamentos. Entre 2014 y 2017, más de 14 500 campesinos (el 28 % de los cuales eran mujeres) se beneficiaron de dicho sistema. Gracias a las medidas de promoción de institutos de microfinanzas, la oferta de agrocréditos aumentó en un 30 % en todo el país.

Con el fin de que las mejoras sean sostenibles, los campesinos en concreto reciben apoyo para desarrollar su capacidad de resistencia frente a los peligros naturales. Al mismo tiempo, Suiza contribuye a la creación de capacidades estatales para superar los desastres naturales y presta, en caso necesario, ayuda de emergencia y alimentaria específica.
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Para abordar la polarización y los enfrentamientos en la zona sur de Honduras y la zona de la Mosquitia, la Cooperación Suiza decidió que en todos sus proyectos se incorporara el enfoque psicosocial. Este enfoque contribuye a promover procesos de diálogo, la transformación de los conflictos, el empoderamiento y la cohesión social, permitiendo  que los diferentes actores de un territorio comprendan los intereses y motivaciones de cada actor social involucrado. De esta manera, se apostó por reducir los conflictos sociales que surgen entre comunidades, autoridades, el sector privado y los medios de comunicación cuando hay recursos naturales y proyectos económicos involucrados.
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Suiza apoya el desarrollo local en Bolivia desde hace muchos años. En los últimos veinte años se ha puesto el acento en mejorar la producción agrícola e incrementar los ingresos de los pequeños agricultores.

Además, se han adoptado medidas para aumentar la resistencia al cambio climático y establecer un sistema de gobierno en consonancia con la agenda nacional de desarrollo.
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Habiendo completado su formación en comunicación social, desarrollo, gerencia y recursos humanos, Midory empezó como asistente en el ámbito de la gobernabilidad, para luego hacerse cargo de administración y recursos humanos.

De sus años de ejercicio profesional, ella recuerda dos hitos: la presentación del primer embajador de Suiza con sede en Bolivia. Fue conmovedor ver la bandera suiza en el palacio presidencial; no faltó la fuerte barra de los colaboradores. Dicho embajador impulsó a Midory a crear la primera red de Administración y recursos humanos de la cooperación internacional. Posteriormente la COSUDE inició la creación del grupo de socios para el desarrollo de Bolivia (GRUS) con la participación de las agencias bi y multilaterales, que reforzó las posibilidades de diálogo político de los actores like-minded con el gobierno. Ambas instancias continúan vigentes y llevan el “sello suizo”. Midory valora la flexibilidad y apertura del personal transferible que cada cuatro años experimenta una nueva cultura y contexto. Pero el personal local también debe reajustarse a nuevas direcciones y maneras de ver la realidad boliviana. Despedir a los colegas suizos tiene su impacto emocional y las fiestas de despedida fueron especiales. Recuerda una en particular donde un colega suizo —muy fan del equipo de fútbol The Strongest— recibió personalmente de su entonces capitán una camiseta del equipo autografiada.
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La COSUDE concluye la cooperación bilateral en Bolivia. ¿Cuál es el legado tras más de 50 años de cooperación al desarrollo?

Queda un rico legado que continuará dando sus frutos en el futuro. En diversos departamentos del país, por ejemplo, hemos contribuido a obras de reforestación y dejamos bosques visibles con árboles maduros y reservas de bosque natural que se explotan de forma sostenible, una agricultura productiva gracias a semillas resistentes al clima, métodos de cultivo respetuosos con el medio ambiente y una mejor producción ganadera gracias a forrajes de alta calidad. Todos estos logros se mantendrán y continuarán generando beneficios porque se hallan bajo la responsabilidad de actores bolivianos con intereses económicos y sociales concretos.

Bolivia es uno de los países del mundo más afectados por el cambio climático.  
¿Cuáles son los avances en este ámbito?

Hemos ayudado a nuestras contrapartes bolivianas a identificar y afrontar el cambio climático como una prioridad en el ámbito de la ciencia, la economía y la política. La COSUDE ha facilitado la puesta en red de especialistas bolivianos, suizos e internacionales. Eso ha apoyado a los productores campesinos, a los municipios y ministerios en Bolivia en la adaptación al cambio climático, el análisis de riesgos, nuevos métodos de producción, el mejoramiento de las infraestructuras y el uso de sistemas meteorológicos de alerta temprana. Con el apoyo de Suiza se ha podido consolidar la investigación climática nacional, que ahora funciona de forma independiente y se caracteriza por una alta calidad.

¿Y qué cabe decir del desarrollo económico?

En lo que concierne al desarrollo económico, dejamos a cientos de pequeñas y medianas empresas (PYME) prometedoras, así como más de 70 instituciones de formación profesional con una infraestructura moderna, docentes competentes y planes de estudio orientados al futuro. Inspirándose en el modelo dual suizo, en los últimos años se ha instaurado en el campo de la formación profesional una estrecha colaboración entre el sector privado, los centros de formación y el Estado, que va a repercutir positivamente en la competitividad de las empresas bolivianas al incrementar la competencia y la fuerza innovadora.

Y hablando del Estado…  

En el ámbito de la buena gobernanza, Suiza ha contribuido a fortalecer el sector público en 340 municipios mejorando los procesos democráticos y las competencias presupuestarias. La COSUDE ha favorecido además el acceso equitativo a la justicia para la gente común, entre otras cosas por medio de procedimientos de mediación eficientes y económicos. Una de las actividades más importantes de los últimos años ha sido la lucha contra la violencia hacia las mujeres, los niños y los ancianos. En este contexto se han lanzado campañas de prevención a escala nacional y se ha creado una oferta de asesoramiento específico.

Como ya se ha dicho, dejamos un rico legado, que la población boliviana seguirá desarrollando en los años venideros. Muchos de nuestros programas seguirán impulsándose después de la retirada de la COSUDE, bien sea por organizaciones de la sociedad civil —como Solidar Suiza, la Fundación Unir, las universidades de Cochabamba y La Paz, las autoridades bolivianas (por ejemplo, el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural)—, bien sea por parte de organizaciones donantes europeas como la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (SIDA).
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En Bolivia, la COSUDE ha fortalecido 72 centros educativos públicos en el ámbito de la formación profesional técnica y ha hecho posible que tanto mujeres como hombres pudieran aplicar directamente los conocimientos adquiridos. En este marco, Jonatan Daniel Pacosillo y Rolando Stefano realizaron una pasantía en electromecánica en el Hospital Municipal Modelo Corea.
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“Veíamos a muchos pacientes que tenían molestias por estar mucho tiempo sentados en una silla de ruedas”, explica Rolando Stefano. Es algo que a menudo causa problemas e incluso heridas. Ante esta situación, los dos compañeros de estudios decidieron desarrollar una silla que puede personalizarse para aliviar los dolores.

“Altura, velocidad de elevación, inclinación adecuada, sujeción del cuerpo, cada uno de estos aspectos son medidos y evaluados”, afirma Rolando Stefano. Ninguna empresa en Bolivia ofrece una silla de ruedas con funciones similares y traer una del exterior es demasiado costoso para la mayoría de pacientes del país.
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Entre tanto, los dos jóvenes han terminado su pasantía y sus estudios, y se han establecido con éxito como electromecánicos. Pero siguen pensando en el trabajo que hicieron durante su período de prácticas en el hospital. “Queremos mejorar nuestra silla de ruedas y, por consiguiente, la vida de los bolivianos y bolivianas”, dice Rolando Stefano.
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El Dr. Guillermo González, ministro director del Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres  (SINAPRED, Nicaragua), comenta sobre la larga relación de cooperación con Suiza.

“Cuando se logra combinar la visión de la organización con la gubernamental, se avanza a algo más que una cooperación. Creo que con la Cooperación Suiza se logró ese objetivo importante de armonizar su visión con la visión del país.

Suiza apoyó a SINAPRED durante muchos años con formación de recursos humanos y tecnológicos. En este proceso de desarrollo que ha tenido el Sistema Nacional, principalmente en los últimos 16 años, Suiza contribuyó a la incorporación de tecnologías e instrumentos que nos permiten hacer una gestión de riesgo más moderna. Desarrollamos una unidad de monitoreo a nivel nacional con la que podemos atender situaciones de emergencia y estar en el lugar de los hechos. En esa transferencia tecnológica, también jugó un papel importante y apoyó con recursos  financieros para la adquisición de equipos.

Con los huracanes Eta e Iota, Suiza fue uno de los socios que nos acompañó en el momento de la crisis y en la recuperación. Cuando hay crisis es importante contar con socios que comprendan el esfuerzo que se hace a nivel nacional y lo acompañen de la manera más efectiva. Su apoyo en el campo de gestión de riesgo ha estado presente a través del Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres en América Central y República Dominicana (CEPREDENAC). Centroamérica es una de las regiones más vulnerables del mundo, y ahora también es una de las mejor organizadas para atender emergencias.

Por la vulnerabilidad de Nicaragua ante los fenómenos naturales se ha venido construyendo un Sistema Nacional donde el papel del ciudadano es sumamente importante: está informado, conoce los riesgos y se prepara para actuar en situaciones de crisis. Tenemos casi diez años de hacer simulacros, ejercicios nacionales y uno regional, donde se involucra a toda la población para poner en práctica planes de respuesta. Eso permitió que no tuviéramos ningún muerto en la zona donde impactaron dos huracanes categoría cinco en menos de 15 días. En todos estos años, la Cooperación Suiza comprendió la importancia de las políticas de gobierno y apoyó esos esfuerzos. Su legado está, precisamente, en haber dejado esa sensación de ser un socio que estuvo a la par, construyendo un Sistema Nacional que hoy en día es muy importante para el país”.
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En miras de reforzar la seguridad alimentaria del pueblo cubano, el Programa de innovación agrícola local (PIAL) fomentó capacidades locales para gestionar problemas de las cadenas agro-alimentarias en 75 municipios, contribuyendo al incremento de la disponibilidad de alimentos. Así, se institucionalizó y se extendió en el país un Sistema de Innovación Agropecuaria Local (SIAL), con espacios y mecanismos para la participación de agricultores, autoridades y otros actores locales para incrementar la producción agroalimentaria en el territorio.
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El proyecto Fortalecimiento de las Capacidades Municipales para el Desarrollo Local (PRODEL) contribuye al fortalecimiento de las capacidades de las administraciones municipales y la sociedad civil, para gestionar las estrategias y proyectos de desarrollo local, diseñados para impactar en la calidad de vida de mujeres y hombres, fundamentalmente de grupos socialmente desfavorecidos.
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APOCOOP (Apoyo a la intercooperación agropecuaria) promueve la gestión cooperativa en el sector agropecuario mediante la creación de organizaciones no estatales (cooperativas de segundo grado) destinadas a la prestación de servicios y productos para mejorar la productividad de pequeños productores y cooperativas agropecuarias. El proyecto apoya la creación de capacidades y condiciones para alcanzar a mediano plazo formas superiores de gestión cooperativa en el sector agropecuario en Cuba; liderado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), con apoyo de OXFAM y COSUDE. Está presente en 17 municipios, 102 cooperativas de las provincias de Guantánamo, Las Tunas, Sancti Spíritus y Artemisa. Contribuye a la seguridad alimentaria mediante la intercooperación entre diversos actores y las cooperativas agropecuarias.
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El proyecto Desarrollo de cadenas agroalimentarias a nivel local (AGROCADENAS) contribuyó a la seguridad alimentaria mediante el incremento de la producción local y la dinamización de procesos de transformación y comercialización.   El proyecto se orientó al fortalecimiento de la gestión y el desempeño de cadenas agroalimentarias a nivel local en correspondencia con la estrategia de desarrollo integral de los municipios seleccionados. También se fortalecieron las capacidades de productores/as y cooperativas para integrarlas de manera más efectiva y sostenible en las cadenas seleccionadas.
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A través de la plataforma PEGIN – Equidad de Género en Cuba, COSUDE buscaba promover la disminución de desigualdades y crear equidad de oportunidades para mujeres y hombres como un requisito clave para un desarrollo equitativo. La plataforma se orientó a incidir en políticas nacionales para promover procesos políticos y sociales a favor de la igualdad de género y para evitar que las reformas actuales no crean nuevas discriminaciones. Además, el proyecto contribuyó a incorporar los principios de igualdad de género en todo el programa de COSUDE.
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La Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades es un proyecto que trata problemas como la violencia de género, los estereotipos de masculinidades en Cuba, el rol de los medios de comunicación para reproducir prejuicios y mitos, nuevas formas de ser hombre, la diversidad de familias, paternidad, religiosidad, empleo, prostitución masculina y homofobia. Mediante el activismo y la realización de  actividades procura crear conciencia y abrir el diapasón de participación contra la violencia de género, una cultura de paz entre la población masculina y analizar otros asuntos como los tipos de masculinidades, la homofobia y el racismo. 
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El Programa Agua y Saneamiento (AGUASAN) de los períodos 1982-2008/2013-2017 benefició a más 285 mil personas en toda la región. Setenta mil niñas y niños pudieron estudiar en mejores condiciones con apoyo de la Cooperación Suiza y socios estratégicos como representantes gubernamentales locales y nacionales, CARE, Save the Children y Global Communities. El proyecto Escuela Azul de Río Blanco (Matagalpa) cuenta su experiencia. 
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La Plataforma de apoyo a la Equidad y Participación local PyE con 15 organizaciónes de la sociedad civil y del Estado- fundado en 2012 y apoyado por COSUDE a partir de 2019, abre oportunidades para grupos vulnerables para participar en la gestión del desarrollo local, articulando las variables ingresos económicos, raza, género, orientación sexual, etaria, discapacidad, el proyecto contribuya a la disminución de brechas de equidad social en 12 municipios de Cuba. Cerca de 200’000 personas de grupos vulnerables y en desventaja benefician directamente. De manera indirecta se habla de 750’000 personas. 2’800 personas de gobiernos municipales se capacitaron para la gestión local. Gracias a la Plataforma entre otros una nueva Ley Código de Familia fue votado mayormente en el Referéndum del 25 de septiembre de 2022. Consiste en el reconocimiento del matrimonio homosexual, o la gestación subrogada, denominada gestación solidaria en el cuerpo de la ley. Pero también se abordan asuntos como la violencia de género, recogiendo penas concretas a los condenados. 

Nueva Constitución de Cuba
El reconocimiento público del proceso de la descentralización y el desarrollo local culmina en su integración en la nueva Constitución del Estado, votado mayormente por la población en el Referéndum de 2019.



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La cooperación suiza trabaja desde hace muchos años en el ámbito del agua y el saneamiento en Nicaragua y América Central. En los últimos veinte años, la atención se ha centrado en la mejora del abastecimiento de agua y el saneamiento, así como en el fortalecimiento de la protección civil en relación con el cambio climático.

Este trabajo se ha llevado a cabo en circunstancias difíciles. La región se enfrenta a problemas de acceso al agua y deficiencias en las infraestructuras hídricas. Los conflictos en torno a la utilización del agua son también un problema apremiante.
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Ana Carolina Peralta entró en los años 1996/97 como joven secretaria en la COSUDE. Desde el 2006, se desempeña como administradora de las oficinas de Ayuda Humanitaria, y a partir del 2008 durante la reintegración con las Oficinas de Coordinación, como asistente de programa.

Trabajar en una agencia de cooperación permite conocer diferentes facetas de un país. Por ello, a Ana Carolina le gustan las visitas de proyectos. Hay una experiencia que la marcó al comienzo de su carrera: “En el marco del proyecto POSTCOSECHA (promoción de silos metálicos que permiten reducir las pérdidas de cosecha), fuimos a una zona bien remota y entramos a una casa de familia. Nos di­mos cuenta de que eran de escasos recursos, pero nos ofrecieron la poca comida que tenían para agradecernos por el apoyo brindado. Este gesto de una familia muy humilde fue una lección muy gran­de para mí”. Ana Carolina aprecia los objetivos y valores de la COSUDE, la lucha contra la pobreza, la solidaridad y la integridad que es clave en su puesto como admi­nistradora. La solidaridad de los suizos se ha mani­festado en las diferentes crisis que atravesó el país. Pero lo que Ana Carolina más destaca es la neutra­lidad de Suiza que a veces la gente también critica. Según ella, esta posición es muy importante para poder seguir ayudando a los beneficiarios en mo­mentos difíciles. “Sin esta neutralidad, la COSUDE ya no estuviera en estos países”, dice ella. “Durante los 40 años de presencia en la región, la COSUDE ha sido muy cuidadosa en manejar las relaciones con los gobiernos, aún cuando se presentaron muchos inconvenientes”. Los mayores logros de la COSUDE se perciben, se­gún Ana Carolina, en la reducción de la pobreza que se manifiesta de diferente manera, por ejemplo, no tener agua, no tener alimentos, sentirse desprote­gido. En todos estos temas, la COSUDE ha tenido buenos resultados. También es valioso el trabajo en buena gobernanza, derechos humanos, y seguir con ayuda humanitaria. Le encanta el involucramiento de la gente joven en los proyectos de la COSUDE. “Son bien críticos e independientes, pero pueden ser agentes de cambio. Ellos merecen un apoyo”. Pensando en la salida de la COSUDE, Ana Carolina está triste, pero también se siente fortalecida por todas las experiencias y logros. “Ahora hay que en­focarse en trasladar los conocimientos”, dice ella. Sus planes para el futuro están vinculados con su profesión como administradora de empresas. Si el contexto lo permite, quiere abrir un negocio: “Quie­ro tener un restaurante sencillo donde pueda ofre­cer algo bueno y accesible para la gente y tener un rinconcito suizo, un mural o estante con recuerdos suizos, ya sea en mi casa o en mi pequeño negocio”.
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Die DEZA beendet die bilaterale Entwicklungszusammenarbeit in Nicaragua. Wie muss man sich das konkret vorstellen?

Grundsätzlich sollte ein Ausstieg stufenweise erfolgen. Zudem sollte er rechtzeitig und transparent kommuniziert werden. Dem sorgsamen Umgang mit unseren lokalen Mitarbeitenden haben wir besonderes Gewicht beigemessen, indem wir sie mit Coachings und Weiterbildungen für ihre weitere Zukunft unterstützt haben. Die politisch schwierige Situation in Nicaragua zwingt uns zu einer vorzeitigen Schliessung des DEZA-Büros. Entsprechend priorisieren und beschleunigen wir die Prozesse, um einen geordneten Abschluss der Projekte sicherzustellen.

Was ist nach 45 Jahren Präsenz in Nicaragua das grösste Vermächtnis der DEZA?

Unser Beitrag war im Wesentlichen praxisbezogen und auf die Bedürfnisse der benachteiligten Bevölkerungsgruppen ausgerichtet. Positive Veränderungen konnten wir auf verschiedenen Ebenen bewirken: Auf individueller Ebene haben Jugendliche ein höheres Selbstvertrauen entwickelt und Zugang zum Arbeitsmarkt gefunden. Durch verbesserte landwirtschaftliche Anbaumethoden und die sichere Lagerung der Ernte konnten Familien in ländlichen Gebieten ein höheres Haushaltseinkommen erwirtschaften. Verschiedene Gemeinden profitierten von besseren Infrastrukturen, beispielsweise von einem integrierten Wassermanagement. Schliesslich konnten wir auf institutioneller Ebene zum Aufbau der nationalen Katastrophenprävention und eines Ausbildungszentrums für Dozenten in der Berufsbildung beitragen.

Was haben wir gelernt?

Unser langfristiges Engagement und die Vertrauensbeziehungen, die wir aufgebaut haben, waren zentral für nachhaltige Resultate. Dennoch müssen wir auch eingestehen, dass wir uns oft zu ambitiöse Ziele gesetzt haben, insbesondere im Bereich der Rechtstaatlichkeit und der Demokratie.

Wie sehen Sie das Engagement der DEZA in der Region in 10 Jahren?

Die politische Lage in der Region dürfte volatil bleiben, mit verstärkter Tendenz hin zu autoritären Regimen. Wir müssen den politische Dialog aufrechterhalten, das heisst, einen diplomatischen Kanal zu den jeweiligen Regierungen gewährleisten. Je nach Möglichkeit sollten auch andere Instrumente der schweizerischen Aussenpolitik eingesetzt werden, zum Beispiel im Bereich Kakaoanbau und -verarbeitung mit dem SECO des WBF oder beim Thema Antikorruption und Menschenrechte mit der Abteilung Frieden und Menschenrechte des EDA. Ausserdem wäre es sinnvoll, die humanitäre Präsenz in der Region aufrechtzuerhalten angesichts des erhöhten Naturkatastrophenrisikos in Zentralamerika und der Tatsache, dass diese Weltregion als Herkunfts- und Transitregion irregulärer Migration in Richtung USA gilt. So könnten unsere langjährigen Erfahrungen und Kenntnisse in der Katastrophenprävention, bei Soforthilfeaktionen (Rapid Response) sowie im Bereich Migration und Schutz weiterhin der Bevölkerung zugutekommen.

Interview mit Irene Kränzlin Espinoza Perez, Chefin Internationale Zusammenarbeit
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Apoyar a micro y pequeñas empresas (MIPYMES) en Honduras, Nicaragua y El Salvador ha sido vital para promover el desarrollo económico local e inclusivo. Bajo un enfoque de cadena de valor la Cooperación Suiza y su socio Swisscontact beneficiaron a casi 17 mil pequeñas empresas que generaron más de 15 mil empleos.
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Los proyectos suizos aumentaron los ingresos y el empleo para hombres y mujeres de zonas rurales y urbanas marginales, a través de la mejora de la competitividad de las MIPYMES en las cadenas de valor, contribuyendo así a su sostenibilidad. Una de las estrategias empleadas fue la diseminación de buenas prácticas en la agroindustria como la aplicación de las normas regulatorias, sanitarias y de calidad, para que los MIPYMES pueden acceder a sus licencias sanitarias y de registro necesario para la venta formal y la exportación. Suiza también apoyó la facilitación de asesoría puntual, que ayudara a los pequeños negocios a acceder a nuevos mercados.
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Suiza también apoyó la facilitación de asesoría puntual, que ayudara a los pequeños negocios a acceder a nuevos mercados.

La empresa de rosquillas Delicias del Norte en Somoto, Nicaragua es una de las beneficiadas. Su dueña, Flora Ortiz, recuerda: “Yo dejé de trabajar como enfermera porque me jubilaron anticipadamente debido a una lesión que tuve en la guerra. Mi renta de jubilación era muy pequeña y tenía un niño que mantener, eso no me alcanzaba. Entonces fue cuando decidí volver a las rosquillas, porque era algo que yo hacía con mi mamá."

"En 2006 llegó COSUDE a Somoto, con un proyecto que lo desarrollaba Swisscontact y llegaron, como decimos nosotros en el campo, ‘como el agua de mayo’. Yo tenía una buena visión, yo tenía un proyecto de rosquillas, pero no estaba tan capacitada como yo quería, yo quería mi propio empaque, yo quería que tuviera todo, yo quería estar en el mercado formal. Y me apoyaron.Ahora en mi empresa estamos 17 personas de planta. Estoy exportando a Estados Unidos, a Los Ángeles propiamente y a Costa Rica. He recibido premios por diferentes razones: por calidad, por innovación, por medioambiente, por organización, por liderazgo, entonces cada uno tiene entonces digo yo, es un conjunto, así que de todos yo me siento orgullosa.”
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Con el mensaje al parlamento suizo sobre la cooperación internacional 2012-2016, Cuba se convierte en un país prioritario para la cooperación suiza. Cuba como país prioritario pasa a desarrollar una multitud de proyectos de larga duración bajo el enfoque desarrollo local y un presupuesto anual que creció de CHF 3 millones en 2011 a 12 millones en 2020. De forma progresiva 3 sub-ámbitos entran en la estrategia: gobernanza local; agricultura y desarrollo económico local más el tema transversal equidad.
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Invirtiendo en infraestructuras y en el desarrollo de las capacidades institucionales, Suiza ayuda al Estado y a los municipios a mejorar los servicios básicos en las zonas rurales. Con ello, apoya la política de descentralización del gobierno haitiano. En estrecha colaboración con la población, se amplía, por ejemplo, el suministro de agua potable y de los servicios de saneamiento. Ello permite una mejora de la salud, sobre todo de mujeres y niños, y previene la propagación de epidemias (p. ej. el cólera). Asimismo, Suiza aboga por que mujeres y grupos desfavorecidos tengan voz y  se les implique en los procesos locales de planificación. Entre 2014 y 2017, más de 25 000 personas pudieron abastecerse de agua potable. Desde entonces, treinta comités municipales (con una cuota de participación femenina del 45 %) garantizan el funcionamiento y mantenimiento de estos sistemas. Suiza apoya también a los municipios en la confección de análisis de riesgos y en la implementación de medidas destinadas a la protección frente a peligros naturales. Entre ellas se encuentran, por ejemplo, la reconstrucción a prueba de desastres de viviendas y de alojamientos colectivos de emergencia. Mediante la formación del personal especializado, Suiza contribuye a perfeccionar sus capacidades prácticas y a sensibilizar a la opinión pública sobre el uso de técnicas sencillas en el sector de la construcción segura frente a terremotos y huracanes. Entre 2014 y 2017 se construyeron doce  escuelas y se formó a más de 1000 albañiles.
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En 2019, más de seis millones de haitianos y haitianas vivían en la pobreza y debían sobrevivir con menos de dos dólares al día. Desde noviembre de 2019, Suiza ha ayudado a más de 30 000 familias especialmente vulnerables. Mediante el Programa de Apoyo a la Promoción y la Protección Sociales (PROMES), la COSUDE pretende vincular mejor la ayuda humanitaria a los instrumentos de la seguridad social. Las madres solteras jóvenes ocupan un lugar central en el proyecto. Por ejemplo, una mujer que lo ha perdido todo pero que sabe ordeñar una cabra puede, con un poco de ayuda y una mínima formación, crearse una nueva fuente de ingresos  gracias a la venta de leche.

La COSUDE colabora con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la ONG Fonkoze. Esta última, entre otras cosas, ha elaborado un índice nacional de vulnerabilidad que servirá de base para asignar las cotizaciones sociales del Estado. El personal de la ONG va de puerta en puerta y lleva a cabo entrevistas para evaluar la situación de las personas, así como sus necesidades más urgentes. El PAM apoya al Ministerio de Asuntos Sociales y Empleo en la creación de una plataforma digital donde se introducirán los indicadores sociales del país.
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Capítulo 2 1962-1983

Timeline 1970/79

Capítulo 3 1984-2002

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Capítulo 4 2002-2010

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Capítulo 5 2010-2013

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Capítulo 6 2013-2018

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Capítulo 7 2019-2024

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Capítulo 8 Países

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